Palma no sería la ciudad que hoy todos conocemos si no fuera por el
arquitecto Gabriel Alomar, quien, a partir de 1941, proyectó una
importante reforma urbanística, de la que sólo consiguió llevar a
cabo una pequeña parte. Precisamente estos proyectos de reforma
para la ciudad serán los que intentará explicar la exposición que
el próximo jueves se inaugura en la sala de exposiciones de la
Banca March, en la cual se podrá ver la ciudad con la que soñó el
arquitecto, cuando en 1940 presentó a concurso su «Reforma de
Palma», proyecto que ganó, aunque no pudo ejecutar en su totalidad.
Alomar diseñó 12 nuevos espacios para su «reforma interior» de
la ciudad: Jaume III, Plaça Major y escalinatas, Mercat de
l'Olivar, Puig de Sant Pere, Prolongación de es Born, Rampa
circular y ensanche en la calle Sant Miquel, Fòrum Agrícola, Via de
Llucmajor, sa Calatrava, ensanche Jaume II, Eje Pas d'en Quint y
Gran Via Cort-Born (calle Conquistador), de los que sólo se
llevaron a cabo los tres primeros.
El comisario de la exposición, el arquitecto Tono Vila, dijo
ayer que «una gran parte de su plan no llegó a hacerse. Debe
tenerse en cuenta que era un proceso complejo y lento. En 1941 ganó
el concurso, pero no fue hasta en 1947 cuando se adjudicó la
reforma de Jaume III y el Mercat de l'Olivar. Después, en 1950, se
procedió a la construcción de la escalinata de la Plaça Major. Los
demás proyectos dejaron de hacerse».
La dinámica de la ciudad, la aprobación de presupuestos o la
propia especulación frenaron, poco a poco, la realización del
proyecto global. Las ilustraciones muestran como hubiese sido Palma
de haberse realizado la reforma completa. Destaca la polémica
«Rampa de Sant Miquel», una construcción que permitía el acceso de
coches hasta la misma Plaça Major. Carme Alomar, historiadora e
hija del arquitecto, señala que «en aquella época, los coches eran
un símbolo de modernidad, de progreso. Eran otros tiempos. El
objetivo es que los escasos autos llegasen al centro».
Por otra parte, el día 8 se impartirá la charla «Alomar:
patrimonio, historia y política», a cargo del Guillem Rosselló
Bordoy, director del Museu de Mallorca; Carmen Alomar; y Joan
Bassegoda, director de la Cátedra Gaudí de Barcelona.
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