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JAIME LÓPEZ
Ni acabada ni apagada. La cálida voz melódica de Suzanne Vega y su
contundente virtuosísimo con la guitarra acústica a la que,
esporádicamente, respaldó el bajo de Michael Disanglia, pusieron de
relieve el pasado lunes por la noche que la cantautora de la
inolvidable «Luka» tiene aún mucho que cantar y que decir. Y de
hacerlo muy bien y con sentido del humor para un público, cercano
al millar, por completo entregado a una compositora e intérprete de
susurrantes baladas, cuya soledad "Disanglia se oculta en
bambalinas cuando es menester" es capaz de llenar por sí misma la
inmensidad del solemne escenario del claustro de Sant Domingo, en
Pollença.
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