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Hace miles de años un adolescente era enterrado en el Valle de los Reyes de Egipto en una pequeña tumba en la que se introdujo un rico ajuar: objetos preciosos, joyas, cofres, muebles... y oro, mucho oro. Era Tutankhamón, un emperador fallecido a los 18 años y que tuvo una escasa importancia en la historia de Egipto. Pero dos hombres, Howard Carter y Lord Carnarvon, lo convirtieron en un mito al hallar en 1922 su tumba, la única encontrada hasta el momento intacta y que se mantuvo alejada de los saqueadores. El descubrimiento permitió aportar una gran cantidad de información sobre los enterramientos en uno de los periodos más excepcionales de la historia del antiguo Egipto.

Los trabajos que se realizaron para sacar a la luz la tumba de Tutankhamón fueron seguidos escrupulosamente por el fotógrafo Harry Burton. Durante los diez años que se prolongaron las labores realizó miles de fotografías, narrando en imágenes los hallazgos que se iban realizando paso a paso. El Museu Egipci de Barcelona ha realizado ahora una selección de este material, que se conserva en diferentes museos, en 63 imágenes que se exponen en el Casal Solleric de Palma, en una muestra que ha llegado a la ciudad por iniciativa del Ajuntament de Palma y Sa Nostra y que permanecerá abierta al público hasta el 17 de septiembre.

La exposición, que se completa con antigüedades epipcias de la colección privada del empresario y mecenas catalán Jordi Clos, impulsor del Museu Egipci de Barcelona, está organizada de manera cronológica para explicar el trabajo de Carter y su equipo en la tumba de Tutankhamón. Las primeras imágenes son del exterior, para adentrarse posteriormente en el corredor de acceso. A través de las fotografías expuestas se puede ver este espacio y la antecámara, repleta de objetos personales del faraón y otros rituales.