Miró no quiso ser un clásico y 'asesinó la pintura'

TW
0

La obra de Miró volverá a viajar fuera de la Isla el próximo invierno. Una colección de cuadros de gran formato, 16 pinturas que pertenecen a los Fondos de la Fundació Pilar i Joan Miró de Palma, se expondrán en el centro de Manhattan, en Nueva York, entre el próximo 27 de noviembre y el 6 de enero. Las telas corresponden a la última época creativa del artista, los años setenta, tal vez la menos conocida de toda su amplia producción. Será una exposición inédita para la ciudad estadounidense.

En la Gran Manzana los cuadros de Miró ocuparán un espacio privado, la galería Salvador O'Reilly. «Se trata de un lugar que suele organizar exposiciones no comerciales, en las que no se vende la obra expuesta, claro. Son muestras que se hacen por prestigio. Por ejemplo, allí se ha expuesto a Rembrandt», comentó Aurelio Torrente, director de la Fundació. Fue Torrente, junto con los responsables de la galería neoyorquina, quien hizo «una selección rigurosa» de las piezas.

Los años setenta significaron una radicalización en el trabajo de Miró, quien llevó a sus últimas consecuencias el principio de entender el acto creativo como la abolición de todo lo preexistente. En estos años, como escribe Torrente en el catálogo, «ya anciano de cuerpo pero no de espíritu, agredió con violencia su propio universo pictórico. Poseído por una creativa actitud destructiva, arrojó la pintura sobre el lienzo, lo rasgó, lo quemó, repintó cuadros y tapices naïf. Esta actitud consumaba su antiguo deseo de 'asesinar la pintura' para que, como la misma ley que rige la naturaleza, de esa destrucción naciese una vida nueva, unas nuevas e intrigantes formas».