Las pinturas murales de la parroquia de Pina han recobrado todo su
esplendor después de pasar por una minuciosa restauración que se ha
prolongado durante tres años. Estos frescos, únicos en todo
Mallorca, datan del siglo XIX, concretamente se pintaron entre 1862
y 1875, y ocupan la totalidad de las paredes de la parroquia.
En esta obra, el pintor Vicenç Matas siguió una línea de
tendencia claramente neoclásica propia de la iglesia decimonónica.
Según Pere Joan Llabrés, delegado diocesano de Patrimonio, «sin
duda alguna, la obra de Matas nos acerca a las tradiciones y a la
indumentaria del mundo de la pagesia de finales de siglo XIX. En
los frescos de la parroquia, hay muchas imágenes de payeses que
constituyen un motivo etnológico representativo de la pintura de
Matas».
La degradación de los frescos, causada por el mal estado del
tejado de la parroquia, planteó su restauración urgente, de manera
que un grupo de técnicos especialistas, formado por Aurora Periane,
Maria Maté, Cristina Martí y Marta Roca, comenzó los trabajos en
1997.
La obra ha costado casi diez millones de pesetas que han sido
subvencionados por el Consell de Mallorca, el Govern Balear, el
Ajuntament de Algaida y los donativos de los ciudadanos de Pina. El
delegado diocesano de Patrimonio presentó ayer por la mañana la
restauración de los murales en la misma parroquia.
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