La pintora Francisca Martí inauguró ayer una muestra de sus últimas
obras en la galería belga Paule de Boeck, de Gante. Martí expone
una selección de cuadros en su nueva línea de trabajo en la que,
entre otras técnicas, emplea la fotografía, y con la que también
acaba de estar presente en Artissima, la feria de arte
contemporáneo de Turín, consiguiendo captar el interés de
coleccionistas del centro de Europa.
Antes de emprender viaje a Bélgica, Martí confesaba que en estas
creaciones, en las que se sirve de la fotografía como herramienta,
ha dado un «paso positivo» que le permite descubrir «nuevas caminos
en cuanto a la técnica, las ideas, los estímulos; surgen nuevos
planteamientos y vas solucionándolos».
En el catálogo de la exposición, que ha sido editado
conjuntamente por la galería belga y la mallorquina Altair, "esta
última es con la que Martí trabaja habitualmente", la crítica Maria
LLïsa Borrás escribe: «Apariencia y memoria, lo que es y lo que
quiere que sea al modo del alquimista que intentaba convertir algo
sin valor en oro puro, perfilan en su conjunto una obra intemporal
pero a la vez de una actualidad inquietante, identificada con su
propio tiempo, distinto del tiempo histórico». Porque Martí ha
vuelto a poner en práctica otro de sus recursos creativos, la
observación.
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