Cuentista, "de las que escriben cuentos", y autora teatral,
Mercedes Abad acaba de publicar su primera novela bajo el escueto
título de «Sangre», la historia de un «enfrentamiento brutal entre
una madre y una hija, dos figuras antagónicas separadas por una
dictadura de 40 años». Abad habló ayer en Palma sobre literatura y
su trabajo creativo.
«Entender a alguien es amarlo», comentó Mercedes Abad para
explicar que las protagonistas de sus novelas se parecen más de lo
que imaginan a pesar de que la hija «parte del odio y del rechazo»
porque lo que detesta de su familia es «la mansedumbre, que
hubieran inclinado la cabeza». Pero ellas «reescriben la historia
juntas para volver a empezar porque creo que todos quisiéramos
borrar los errores, los nuestros y los ajenos que han torcido
nuestras vidas pues la historia nos determina siempre».
Novela «gótica, fantástica, surrealista, de historia ficción, en
la que se va avisando al lector que algo va a suceder, y thriller
que se precipita». Así definió ayer Abad este libro con el que
espera que el mundillo literario ya no le vaya preguntando ¿para
cuándo una novela?, después de tres libros de relatos, otras tantas
obras de teatro y un ensayo. «En el mundo de las letras hay mucha
hipocresía. Estoy harta de oír que el cuento es el género magno y
luego van y te dicen que cuándo vas a escribir una novela. Y no mis
editores, sino que existe una sensación difusa en el ambiente de
que no te van a prestar atención hasta que la hagas», añade la
ganadora de «La Sonrisa Vertical» en 1986, que no cree en las
jerarquía de los géneros ni en la liturgia de la literatura. «Lo
que sucede es que la novela es el más comercial». Y respecto a si
existe una literatura de mujeres, interrogante que se plantea el
ciclo en el que participó ayer, finaliza: «Lo que hay es mucho
morbo mediático con las mujeres que escriben».
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