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Mateu Bauçà regresa a Pelaires tras dos años con una exposición que lleva el escueto título de «Pintures», en el que las obras presentan, como explicó ayer el artista, «un planteamiento más radical en el tratamiento de la superficie» y en las que «no me salgo de la vertiente más rigurosa en el sentido formal, de unos cánones predeterminados». Obras hechas a base de colores monocromos que no lo son tanto, de llenos y de vacíos y con las que le interesa expresar el orden, equilibrio, la intensidad, la limpieza interior frente al enorme «barullo» y ruido de la vida y del arte contemporáneo.

Fiel a sí mismo, Bauçà se mueve, asegura, entre la mística y la energía vital. «Es una dialéctica que no acabo de resolver», confiesa. A Bauçà le interesan los campos cromáticos que, cada vez más, va depurando con rigor. «Creo que iré tendiendo al monocromo y después ya no sé que haré», comenta con ironía. Veladuras, gestualidad de la pincelada, tono, matiz, expresividad o inexpresividad en el color, esas son las claves que baraja y trabaja Bauçà desde una concepción zen y taoísta de la vida y el trabajo artístico.

Y lo ratifica en un pequeño opúsculo que ha editado con motivo de la exposición en el que relata frases tan rotundas sobre su pintura y el arte en general como: «Crear una plástica libre de objetos»; «El artista debe transmitir intuiciones de cómo debería (y podría ser) la vida»; «Entregarse obstinadamente al destino de ser pintor sin importar él éxito o el fracaso, hasta que llegue la muerte»; «Démonos prisa en pintar algunos buenos cuadros mientras tengamos tiempo para hacerlo», entre otras muchas. Las escribe un artista que es «el primer espectador, hago los cuadros que necesito, a veces opto por el silencio».

Mateu Bauçà camina hacia un monocromatismo total en su pintura, como comentó ayer, y en gran formato. El tratamiento del color, base de su trabajo, no es una pintura que admita telas pequeñas. Grandes lienzos y depuración para ideas como: «El arte siempre hace posible la esperanza, por más que la vida nos la niegue» o «Pintar cada cuadro como el último».