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La mallorquina Rosario Nadal también se acercó ayer por el «stand» del Museu d'Art Modern i Contemporani que el consorcio del mismo ha instalado en Arco para su promoción fuera de las Islas. Rosario charló un buen rato con los arquitectos que se encargaron del proyecto del edificio, que estos días está recibiendo en la feria elogiosas críticas por cómo se han resuelto los espacios expositivos y por su integración dentro de un conjunto histórico, además de por la colección que albergará.

El museo, que contará con varias salas para exposiciones permanentes, entre cinco y seis, y unos grandes espacios para muestras temporales, para lo que se ha aprovechado un gran aljibe de agua que ya existía en la zona inferior del edificio, con una bóveda de 14 x 40 metros, contará con la luz natural como aliada y tendrá en su exterior un paseo de esculturas. Tampoco faltará un auditorio y los servicios propios de un centro de estas características, como cafetería y tienda. En total, con exterior e interior, se contabilizan 4.500 metros cuadrados. Los artífices del mismo han sido los arquitectos Àngel Sánchez Cantalejo, Vicente Tomás, Luis García-Ruiz y Jaime García-Ruiz. Todo ello se puede ver en el «stand» mediante una maqueta, que es muy admirada por el público, y un recorrido virtual.

Todos estos elementos son muy apreciados estos días por los visitantes, especialmente los relacionados con el mundo del arte y la arquitectura. El pintor y arquitecto Anto destacó ayer «la buena ubicación y la prudencia con que ha sido colocado en la muralla», además de «un interior de recorridos muy dinámicos». Para Anto, una de las cualidades del museo es que se verá tanto la obra como la bahía «porque es un balcón al mar». Isidro Bohigas, presidente de la entidad barcelonesa «Piramidón. Vivero de Artistas», dijo sentirse «gratamente sorprendido y queremos ver cómo se desarrolla porque Mallorca es una isla capaz de impulsar iniciativas como ésta».

Los coleccionistas Juan y Antonio Ramírez de Luca, entusiasmados con la idea porque son unos «enamorados de Mallorca», destacaron cómo el museo recupera un espacio que sería «difícil para un proyecto que no fuera cultural» y dijeron que «Palma necesita un ámbito de esta categoría». Para el crítico de arte Fernando Castro, el museo debe ser un lugar «vivo y referencial» y destacó la colección que lo sustenta como de «primer orden».