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La artista Barbara Weil comparte con el arquitecto Daniel Libeskind una «intuición sobre el arte». Por eso le encargó que diseñara su lugar de trabajo, que ya se conoce como Estudio Weil. La obra, ubicada en el abigarrado paisaje de Andratx, se suma a las escasas muestras de arquitectura contemporánea que hay en Mallorca firmadas por autores internacionales. El entusiasmo de Barbara Weil por el arquitecto es tan grande que, para el último trimestre de 2001, se prepara una exposición en el Colegio de Arquitectos que comisaría Mar Estrada. En ella se mostrarán las maquetas y diseños del Estudio Weil y las obras de la pintora y escultora. Entonces, el arquitecto viajará a Mallorca para dar una conferencia.

«Siento que tenemos algo en común; sus formas van a acoger mi arte, no a eliminarlo», dice Weil. Por ello, apunta la comisaria, «lo quiero en esta exposición es trabajar más los aspectos en la relación del arte entre los dos». Si en los proyectos de Libeskind existe «una preocupación estética y espiritual», la obra de Weil surge de «un proceso espiritual interno materializado en formas que sólo pueden ser abstractas», añade Estrada.

La carrera de Libeskind está jalonada de éxitos. De su estudio han salido, entre otros, el Museo Judío de Berlín y el anexo para el Museo Victoria & Albert de Londres, éste último en plena fase de diseño. Sus ideas han influido en una nueva generación de arquitectos y en aquéllos interesados en el desarrollo de las ciudades y la cultura.

Los teóricos incluyen el trabajo de Libeskind dentro del deconstructivismo, una nueva arquitectura presentada en 1988 en el Museo de Arte Moderno de Nueva York en una exposición en la que se recogían proyectos de Libeskind, FranK O. Ghery, autor del Guggenheim de Bilbao, y otros. Es una arquitectura que distorsiona la forma y cuyas fuentes son puramente abstractas. «Se trata de un planteamiento donde los volúmenes y las formas se violentan en un resultado que se califica de escultórico», dice Estrada. Weil tiene la intención de que el edificio, para el que según la empresa constructora los diseños de Libeskind obligan a utilizar técnicas nuevas en la Isla, no sea exclusivamente para su disfrute y estudia la forma en la que pueda ser mostrado al público.