Los arqueólogos Maria Llinás y Ferran Tarongí codirigen la
excavación de urgencia que se lleva a cabo en la calle Zanglada,
número 5, donde se construirá un museo. Estos expertos trabajan en
la cochera, dos sótanos y la parte de atrás del edificio. Por
ahora, el resultado ha sido calificado de «muy interesante» ya que
han salido a la luz un trozo de la muralla romana de Palma, una
torre de la misma y un fragmento de mosaico, también romano, del
que, casi con toda seguridad, es el único ejemplar aparecido en
Ciutat. Hasta este momento, los pocos restos de muralla
documentados arqueológicamente son los del Palau Episcopal, Can
Bordils y la calle Morey.
Lo «satisfactorio» de la excavación, dicen Llinás y Tarongí, es
que se «constata la existencia de la muralla en esta zona pero,
además, ha salido una torre, que aparece un poco retranqueada».
Tarongí añade: «La parte de atrás de este edificio de la calle
Zanglada es la línea de muralla, aunque la torre no coincide
exactamente con la parcelación actual como suponían algunos».
La torre está hecha a base de bloques grandes de mares, con los
cimientos rellenos de piedra. De frente mide cinco metros. En época
posterior, se le hace una defensa por fuera, de tierra compactada,
para dificultar el acceso de las máquinas de asalto al recinto. «La
datación de la muralla, probablemente, reforzará la hipótesis de
que el recinto conocido de la muralla es de época romana tardía»,
dicen. Su teoría es que, frente a la hipótesis tradicional de que
existen dos recintos de muralla, la ciudad crece sin ella y, en un
momento determinado, se levanta dejando parte de la ciudad
fuera.
Respecto al mosaico, hecho base de teselas blancas y negras, se
cree que es el único encontrado en el casco antiguo.
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