Un grupo de expertos trabaja este verano en Pollentia. Foto: TOMÁS MONSERRAT

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La invasión romana que llegó a Pollentia y fundó la ciudad no arrasó con la cultura y forma de vida locales. Ésta era una hipótesis que mantenían los investigadores y que ahora se ha confirmado con los materiales que han aparecido en un pozo negro, restos que ya han comenzado a estudiarse. Así lo cuenta la arqueóloga Maite Orfila, catedrática de la Universidad de Granada, que dirige el equipo de excavaciones, integrado por estudiantes universitarios de Arqueología y profesionales ya curtidos en la zona como Mateu Riera o Miquel Angel Cau.

El hallazgo, sobre todo material cerámico, es «de una gran riqueza», apunta la especialista. A través de estos restos, datados en el cambio de era, los arqueólogos pueden afirmar que en dicho momento histórico «la gente de aquí sigue manteniendo un sustrato de cultura local». La prueba, los hallazgos de cerámica hecha a mano de tradición indígena. Eran tipologías propias de la Isla, pero incluso algunos modelos importados de otras partes del Imperio se imitaban a mano. Esto resulta muy importante porque ratifica que en Pollentia, que era un símbolo de la romanización, «perviven las tradiciones».

Roma no corta con el pasado. El pozo, que en realidad era un basurero, aún puede dar mucha información. La investigación en Pollentia se lleva a cabo con «una visión amplia» y espíritu de «colaboración», dice Maite Orfila. Por ello, este año, después de mucho tiempo, se volvió a excavar en la orquesta del teatro. Allí se busca ampliar conocimientos. Una de las líneas de investigación se centra en conocer si existe alguna relación entre el teatro de Alcúdia y la hipótesis que sostiene el arquitecto Luis Moranta sobre que existió otro teatro romano en Palma, que estaría detrás del Borne. El material extraído de las catas se analizará.