Las cenizas de Paco Rabal reposan desde ayer al mediodía, como era
su deseo, bajo un almendro situado cerca de la vivienda en la que
nació hace 75 años, ubicada en la aldea de Cuesta de Gos (Àguilas),
donde fueron enterradas en un acto civil marcado por las muestras
de cariño de los casi 4.000 vecinos que se congregaron en este
solitario paraje de la costa murciana. Paco Rabal falleció el
pasado miércoles a consecuencia de un enfisema pulmonar en un
avión, que realizó un aterrizaje de emergencia en Burdeos
(Francia), donde ayer fueron incinerados los retos mortales.
La presidenta de la Academia de las Artes y las Ciencias
Cinematográficas (AACC), Marisa Paredes, intentó zanjar toda
polémica sobre la escasa presencia de profesionales del séptimo
arte en el entierro de Francisco Rabal. «Yo estoy aquí para
representar a la Academia de Cine, al cine español, y si estoy yo
aquí, están todos. La muerte de Paco fue muy precipitada, como
todas las muertes, y ha cogido a muchos de vacaciones o
trabajando», dijo. Las cenizas del actor fueron depositadas en el
habitáculo construido expresamente bajo un árbol de Cuesta de Gos
por su esposa, Asunción Balaguer, y sus hijos Teresa y Benito
Rabal.
Se encontraban presentes el director de cine Jaime de Armiñán, y
Ginés García Millán, actor natural de Puerto Lumbreras, municipio
próximo a Aguilas. El jefe del ejecutivo murciano, Ramón Luis
Valcárcel, encabezó la representación institucional, de la que
también formaba parte el secretario de Estado de Cultura, Luis
Alberto de Cuenca, la corporación municipal de Àguilas, el líder de
Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, el secretario general del PCE,
Paco Frutos, y varios diputados murcianos de distintas formaciones
políticas. De Cuenca dijo estar «realmente emocionado» por «el
calado en la ciudadanía» alcanzado por Rabal entre sus
paisanos.
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