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LAURA MOYÀ La historia del mundo narrada de una manera diferente, al estilo de Els Comediants. Lo bueno, lo malo, lo imaginario, todo reunido en «L'ocell de mil colors», espectáculo que estrenó el pasado viernes el patio de La Misericòrdia. Mucho público y mucha expectación en el nuevo centro cultural de Mallorca, lugar que no defraudó aunque el sonido rebotase de lado a lado.

Els Comediants ofrecieron menos grandiosidad y aparatosidad que otras veces, pero la misma carga emocional. El resultado, un cuento para niños-adultos que quiso, desde la facilidad y la sencillez, demostrar lo que han cambiado el planeta y los humanos. Érase una vez la madre naturaleza. Un día decidió crear los primeros pobladores que aprendieron a cultivar y a domesticar a los animales. El fuego, descubierto por un todavía mono-hombre, simbolizó la primera evolución, seguida de las primeras banderas, la hebrea, y los primeros símbolos, la media luna árabe.

A partir de entonces, todo se desarrolló rápidamente. Las culturas vivían en armonía hasta que el cuento se convirtió en realidad con la aparición del hombre gris que vende una idea: la casa y los hijos. La madre naturaleza desapareció con la presencia del hombre moderno. Su rap iguala las culturas con su filosofía de clones exactos. ¿Qué rompe con esta situación? Un pájaro de mil colores que canta a la convivencia. Entonces, todo vuelve a ser como antes. El malo, "el desarrollo", se convierte en bueno y todos viven felices. ¿Realidad o ficción? Ficción asimilada por el propio pájaro, que canta «soy un sueño, soy imaginación», pero convertida en canto por la paz y el respeto a la naturaleza. El grupo, desde la sencillez, enarboló la bandera de la utopía. Lástima que a la cantante le faltara voz.