Un momento de la representación de «La Bella Durmiente».

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La evolución de un clásico, el cambio, la adaptación a nuestros días. «La bella durmiente» en esencia pero con novedades, respetando en todo momento el original pero dándole la vuelta para hacerlo más adecuado a los tiempos y las circunstancias que corren. El Ballet du Capitole de Toulouse presenta esta noche a las 21.00 horas su nueva versión de la obra de Chaikovski en el Auditòrium de Palma.

«Es importante preservar los clásicos para el futuro», comentó Nanette Glushak, directora del ballet. Sin embargo, también deben «aportarse elementos estimulantes porque usar una coreografía del siglo XIX puede ser muy aburrido para el público». La razón se centra en el espectador, diferente de hace 150 años. Las presiones, el tiempo libre disponible, todo ha variado. Por ello, se han eliminado trozos de la versión original como, por ejemplo, «un trozo de cuerpo de baile», por «diversos motivos», según Glushak. «Es una parte aburrida, cara y necesita muchos bailarines». En su lugar se ha introducido un «pase a dos».

Los cambios se han hecho desde el conocimiento de los clásicos que «pueden tener una expresión moderna», comentó Michel Rahn, el creador de la nueva coreografía. «La técnica de un bailarín actual es muy superior a la de aquel que creó el ballet». Por ello, «incluye variaciones más difíciles», dijo Juan Polo, solista de la compañía, como saltos más altos pero manteniendo algo tan característico como la posición de las manos.

El proceso de creación, por su parte, ha retrocedido en el tiempo. «Antes las coreografías se hacían en función del intérprete», comentó Rahn. «El conocimiento de nuestros bailarines nos ha permitido saber cuáles son sus potencialidades y sus debilidades», aseguró Glushak. De esta manera han podido hacer la pieza a medida.

Tener una compañía pequeña obligó, en parte, a introducir las variaciones. Los grandes clásicos necesitan «mucho decorado y muchos intérpretes», según Glushak. Hoy en día, esta monumentalidad se ha superado con elementos como «la iluminación o los materiales», siempre teniendo en cuenta que «la magia del ballet se logra a través de una coreografía viva», dijo Rahn.