El pintor Andreu Terrades meditó minuciosamente la exposición que
hoy se inaugura en el Casal Solleric, dibujó planos y buscó el
lugar exacto para cada pieza, una actitud que refleja una
personalidad meticulosa, según quienes le conocen. Para mostrar las
obras que creó entre 1967 y 2001 estableció una cronología basada
en las exposiciones que hizo entre los años citados de modo que
cada uno de los espacios de la planta noble del centro alberga
grupos de obras que, en su día, fueron el núcleo de otras tantas
muestras en distintas salas y galerías.
Fruto de una colaboración entre Cort y el Govern, la exposición
hace un recorrido muy completo por la trayectoria de Terrades, un
artista que no se prodiga mucho en público porque necesita todo el
tiempo que le deja libre la docencia para «trabajar e investigar»,
comentó.
A Terrades le interesa «contar cosas, dar opinión a través del
trabajo». Por eso dice que «cualquier práctica artística tiene que
ser significativa» porque, asegura, para él no es «suficiente
ponerme a pintar, he pasado por intentar plasmar significados
diferentes».
Sobre la intensa labor desarrollada en las décadas que recoge la
exposición, explica, por ejemplo, que ha recuperado «estéticas
decadentes que tratadas de otro forma no lo son». O abordado
paisajes buscando «el efecto físico de lo que significa el
paisaje», como cuando atrapa el vuelo de un pájaro, utilizando a
éste último «como elemento compositivo, casi físico, por eso está
recortado en madera, porque no sólo es una representación
pictórica». Fascinado por el polémico copista Elmyr d'Ory, hizo una
serie de grandes dibujos que expuso en Barcelona, y que más tarde
rehizo en otro formato, sobre los que dice que son «un elogio al
genio, a la impostura».
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.