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El catedrático de Prehistoria y codirector del proyecto Atapuerca, Eudald Carbonell, ofrecerá el próximo jueves, día 13, una nueva conferencia organizada por el Club Última Hora. El acto, que tendrá lugar en el Teatre Municipal a las 20.00 horas, será presentado por Guillem Rosselló Bordoy, director del Museu de Mallorca, arqueólogo e historiador. Eudald Carbonell hablará de «Hominització i humanització». En la conferencia, el codirector del proyecto Atapuerca defiende que el uso de la técnica es el factor que nos distingue como seres humanos. En su opinión, «el proceso de hominización ha configurado la naturaleza de unos primates poco adaptados a su entorno que gracias a la inteligencia social y a la cooperación ha permitido su transformación en un ser versátil y adaptable».

Este catedrático defenderá en su texto que el resultado de este proceso es que «el Homo sapiens ha incorporado todas las adquisiciones de las especies del género Homo que nos han precedido extendiéndolas a todo el planeta humano». Y concluye: «Los trabajos desarrollados en la Sierra de Atapuerca, junto a la labor de otros investigadores en otros proyectos, permite explicar cómo ha sido el fenómeno de la evolución humana y da elementos para prospectar sobre nuestro desarrollo como seres humanos». Los hitos científicos más destacados de Eudald Carbonell son el reconocimiento del poblamiento antiguo de la Península Ibérica, lo que le condujo a desarrollar un programa de investigación multidisciplinar en Atapuerca, inicialmente bajo la dirección de Emiliano Aguirre y desde 1991 en codirección con Juan Luis Arsuaga y José María Bermúdez.

Los hallazgos de Atapuerca han permitido denominar una nueva especie de homínido, el Homo antecesor, el explorador que salió del continente africano. Gracias a estas excavaciones también se descubrió un cráneo, el más completo encontrado en el registro fósil del Pleistoceno Medio español y el único que conserva un martillo, un yunque y un estribo fonador, los tres huesos contenidos en el oído. También mantenía los huesos que soportan la laringe, lo que permitió conocer que los preandertaleses europeos podían hablar, aunque con más dificultades que los humanos actuales.