La polémica personalidad de Camilo José Cela fue uno de los
aspectos más comentados tras su muerte, pero el escritor dejó
muchos más recuerdos en sus amigos que, ayer, desgranaban otros
aspectos de su vida, como su amor al arte o su faceta de editor. El
pintor Manolo Coronado no olvida que «aquí ayudó a muchos artistas
porque era amigo de sus amigos». A Cela le gustaban las artes
plásticas, como demostró apoyándolas en la revista que fundó,
«Papeles de Son Armadans». Muchas de sus portadas iban firmadas por
pintores del momento y muchos artículos analizaban la plástica de
vanguardia. «Decía que Picasso pintaba con los testículos»,
comentaba Coronado, a quien Cela «animó a pintar en mis
comienzos».
El creador de Consell se sabe de memoria un texto que Cela
escribió con motivo de una exposición suya. Fue hace mucho tiempo y
en él decía que Coronado «pinta con mucho sacrificio». «Cela
intentaba conocer al artista». Por su amor al arte y la cultura, el
Círculo de Bellas Artes le entregó su medalla de oro. «Aunque
nuestra entidad sea modesta debía que ofrecerle lo mejor que
tenía», dice Bartomeu Mestre Fiol, experto en la obra de Velázquez,
que entonces era presidente de la institución.
Tampoco en su boca faltan palabras de agradecimiento a la
«generosidad» de Cela. «Tenía una gran biblioteca y yo acudía a
consultar libros para mis estudios sobre Velázquez, textos que me
tenía siempre preparados». «No nos debe nada nosotros, somos
nosotros los que le debemos». Quien tiene muchísimos recuerdos del
Nobel es Antonio Fernández Molina, que hoy vive en Zaragoza, y que
trabajó con el Nobel como secretario literario durante muchos años.
Escritor y pintor, quiere que no olvidemos al Cela editor, impulsor
de la editorial Alfaguara, «nombre que le dio Camilo», y del Premio
Alfaguara de Novela. El primero lo ganó «un joven que entonces
estaba en la mili», hoy conocido, Jesús Torbado. «Otra cosa que
hizo fue crear una colección de novela popular, corta».
Entre los mallorquines que publicaron, Juan Bonet. Fernández
Molina, en una charla telefónica, apunta más datos del pasado.
Cuando Cela y Fernando Arrabal se conocieron. «Yo les presentó,
Arrabal era amigo mio». Max Aub hizo su primera visita a España
desde el exilio «para hablar con nosotros, que le publicamos muchas
cosas». Todo esto sucedía en Mallorca, desde donde «Papeles de Son
Armadans» contaba al mundo lo que escribían «los viejos y los
jóvenes, los exiliados y los de aquí».
Cela y Mallorca, una relación que atravesó momentos difíciles
porque el escritor tuvo más de una vida. La última acaba de
finalizar. De ella dice Fernando González Fernández-Corugedo, que
también fue secretario literario del escritor, tuvo una corte de
aduladores profesionales que no existió en la Isla.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.