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J.NICOLAU
El Teatre Principal de Palma empieza a desnudarse y sacar a la luz sus rincones más desconocidos. En este contexto cobra especial protagonismo una de las obras más valiosas de este escenario, la pintura al temple sobre tela de lino que ocupa todo el techo de la sala de butacas. La obra, de más de setenta metros cuadrados, es, si no la única que se conserva de Felix Cagé, una de las más significativas de este artista francés que llegó a Mallorca tras conseguir una gran reputación al participar en la decoración del Liceu de Barcelona.

Ahora, aprovechando la reforma del teatro, toda la pintura de esta inmensa tela será restaurada de nuevo. Hace dos semanas que Javier García Delgado trabaja en el estudio fotográfico y dos empresas especializadas de Madrid ya se han desplazado a Mallorca con el fin de sacar un primer balance. En breves días también será analizada por expertos del Museo Thyssen. La magnitud de esta pieza, que cuelga de una bóveda de madera considerada una obra de artesanía maestra y que fue construida sólo con el objetivo de sujetar la tela, ofrecerá en su restauración uno de los trabajos más espectaculares de la reforma.

Pieza a pieza, todas las partes cosidas de la tela con los diferentes motivos ornamentales como alegorías de la música o la declamación, entre otros, serán descolgadas para abordar su rehabilitación con el máximo de pureza y firmeza con el original. En una primera impresión, la tela, restaurada hace unos veinticinco años por última vez, se conserva en buen estado. Aún así, el estudio fotográfico ha suscitado algunas bolsas de humedad y óxido en los clavos que cosen la tela, entre otras cosas.

Un aspecto destacado que conjuntamente con muchos otros está siendo investigado por Miquel Vidal, que está al frente de la gestión de la reforma del teatro, es el motivo ornamental de la cuádriga que ocupa el centro de la tela. Éste fue pintado con posterioridad al resto y se atribuye a Fausto Morell. El artista lo pintó cuando se electrificó el teatro hacia el año 1886. Antes, este espacio central estaba ocupado por unas compuertas por las cuales bajaba una gran lámpara de gas para iluminar el patio de butacas, ahora vacío por la restauración.

El decorador francés Felix Cagé pintó por primera vez la tela en 1857. Un año después el teatro se quemó y volvió a repintarla el año de su reopertura, en 1860, no se sabe si repitiendo la idea original. Ahora, el Principal aborda su restauración artística preservando toda su esencia. Según Vidal, se conservarán los sistemas antiguos de luces de gas que hay detrás del escenario, el telón de boca... La idea es que al reabrirse sea exactamente igual que ahora.