El amor y la muerte como eje continuo de su obra, ganando en ironía
con los años y dejando de lado los aspectos más dramáticos. La
escritora Antònia Arbona ha recogido en dos poemarios piezas suyas
dispersas en recopilatorios y otras inéditas y los ha llamado
«Singàmia» y «Panys en la penombra» (Edi. Lleonard Muntaner).
"«Singàmia» está repleto de poemas de sus principios y,
«Panys en la penombra» incluye alguna de sus últimas creaciones.
¿En qué se diferencian?
"Siguen una unidad temática basada en el ser o no ser. Las primeras
piezas son más dramáticas, mientras que las últimas son irónicas.
La edad me hace ver las cosas de otra manera y un mismo hecho se
analiza con menos seriedad.
"¿Pueden la vida y la muerte tratarse con
ironía?
"Si hay un distanciamiento puede hacerse una burla en mayúsculas,
porque, en minúsculas, significaría individualizar. Me gusta
organizar las cosas y, la muerte, como el amor, no pueden
cuadrarse. Por eso utilizo la ironía como símbolo de rebeldía.
"Las portadas de los dos libros son de Maria Carbonero y
Menéndez Rojas. ¿Existe una relación entre la pintura y la
poesía?
"Sí. Mi próximo trabajo habla sobre esta relación. «El cromatisme
dels mots» analiza el vínculo a partir de la luz y su combinación
con los estados anímicos. Incluso uso palabras específicas de la
pintura. La idea surgió ante la similitud entre ponerse ante un
papel en blanco y un lienzo también en blanco.
"¿Cuál es el estado de la poesía en
Mallorca?
"Hay buenos poetas pero no se supera que se trate de algo de
segunda fila. Además, si un autor es bueno en poesía, se le desvía,
por parte de editores o asesores, hacia la novela.
"Todo para vender más.
"Sí. Mucha gente, cuando le dicen que así tendrá un nombre y más
éxito, se tira de cabeza. De los que despuntan, pocos lo hacen en
el campo de la poesía.
"Usted es una de las pocas poetisas de Mallorca. ¿A qué
se debe esta situación?
"El hecho de ser mujer te afecta, tienes problemas para ascender.
No hay un soporte real. Nunca me he sentido marginada por ser
mujer, pero sí a nivel editorial. Me ha costado diez años lograr
que me pidan publicar el siguiente libro. No hay editores que
arriesguen en poetisas. El tratamiento, cuando se empieza, es
distinto. Antes se entendía por la situación de la mujer pero, hoy,
no.
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