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El Parlament aprobó ayer la declaración de 2003 como Año Francesc de Borja Moll para conmemorar el centenario del nacimiento del filólogo menorquín. La propuesta presentada por Esquerra Unida"Els Verds contó con el apoyo de todos los grupos políticos con representación en la Cámara balear, incluido el Partido Popular. El Parlament se compromete a promover, directamente y en cooperación con otras instituciones y entidades, el desarrollo de iniciativas orientadas a celebrar el centenario del nacimiento del filólogo para «dejar patente su figura y su obra».

Asimismo, el acuerdo insta al Govern a promover la creación de una comisión que prepare, planifique y realice el programa de actividades propias de la celebración, y en la cual deben estar representados, como mínimo, los ayuntamientos de Ciutadella y Palma, los consells insulars de Mallorca, Menorca y Eivissa"Formentera. La dedicación de Borja Moll al estudio y profusión de la lengua catalana, la defensa de su unidad en momentos «históricos ciertamente difíciles, su ejemplo lingüístico, su magna obra y su ejemplo en el impulso necesario» para fomentar la lengua balear fueron los principales argumentos expresados por EU-Els Verds para celebrar su centenario en 2003.

El diputado menorquín Josep Portella defendió la iniciativa en el Parlament en un debate donde estuvo presente uno de los hijos del filólogo, el político Josep Moll. Durante el pleno del Parlament celebrado ayer, el conseller d'Educació i Cultura, Damià Pons, contestó al PP que la expoliación de restos arqueológicos en Santueri es un asunto que compete exclusivamente al Consell Insular de Mallorca, y descartó que el Govern pueda aclarar lo sucedido a no ser que la institución insular solicite colaboración.

El diputado del PP Antonio Llamas calificó de «impresentable» el secretismo institucional sobre los hechos sucedidos en Santueri. Pons pidió al PP que espere los resultados de la investigación que ha iniciado el Consell. Asimismo, Pons descalificó el pregón de la Setmana del Llibre en Català, donde se dijo que «España es un país arrogante». «Es desafortunado que se utilice la Setmana del Llibre para hacer este tipo de afirmaciones», dijo Pons.