En 1946, cuando el artista se trasladó a la costa francesa para
veranear, surgió de forma casual la idea de trabajar el barro
cocido, al sugerirle un amigo que lo hiciera, para lo que visitó la
cercana factoría Madoura, explicó ayer en la presentación de la
muestra la comisaria, Dolores Durán. En aquel taller, Picasso
decoró varios platos y mostró poco interés por el resultado de la
prueba, aunque un año más tarde, también en verano, volvió a
visitar la factoría para ver los trabajos del año anterior y
entonces sí se sumergió totalmente en la cerámica.
Por la proximidad con el lienzo, comenzó a trabajar sobre
superficies planas, como platos y escudillas, fundamentalmente,
aunque más tarde empezó a atreverse con las tres dimensiones, y
decoró entonces piezas tradicionales de la alfarería, como orzas o
cántaros, señaló Durán. La tercera y última fase en la evolución
del Picasso ceramista llega con la creación de sus propias piezas,
en algunos casos a partir de otras existentes, y en este proceso
alternó éxitos y fracasos por su inicial desconocimiento de las
técnicas de cocido o de las reacciones químicas de los esmaltes y
otros materiales.
Estas cerámicas, que tras esta exposición, que finaliza el 9 de
mayo, viajarán a Vigo, recorren todas las formas y temáticas que
tocó en esta disciplina, como la tauromaquia, la mitológica o la
femenina.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.