Se trata de los primeros restos de una mezquita que se encuentran
en Mallorca. El arqueólogo Javier Aramburu, conocedor de la
arqueología isleña, en especial la talayótica, desvela sus
conclusiones sobre un el descubrimiento de una estructura que se
halla en el municipio de Sineu, al sur del mismo, junto a un
yacimiento ya catalogado como romano.
Los textos y documentos hablan de mezquitas en la Isla, tanto en
Ciutat como en el campo, pero, según el arqueólogo, es la primera
vez que se identifica una.
«Se conocen nombres de mezquitas, incluso en la Seu, pero no
restos». Aramburu afirma que, tras un tiempo investigando, fue la
mezquita de Sanitja, en Menorca, lo que le ha permitido llegar a la
conclusión de que los restos de Sineu pertenecían a otra «que quizá
esté construida sobre una basílica». Aramburu cuenta que la
mezquita está al otro lado de una barrera, junto a un yacimiento
romano. «En principio creí que era una basílica paleocristiana
porque, además, a 500 metros hay restos de un asentamiento
tardorromano y las otras basílicas paleocristanas de Mallorca
simpre estan proximas a grandes nucleos habitados por romanos».
«Fue cuando vi el paralelo con la de Menorca, de una sola nave
rectangular, orientada a la Meca, al sureste, con los restos del
mihrab, la capilla que marcaba esta orientación, lo que me
convenció, aunque también hay restos cerámicos árabes, pocos y
pequeños, uno de ellos decorado, una característica de las
mezquitas porque no eran lugares para vivir. Incluso las
publicaciones que conozco sobre las del mundo rural de Andalucía se
habla de poca cerámica; Fue un hecho determinante la orientación».
Aramburu también descubrió una piedra con forma de corazón y un
grabado, «que podría ser una lápida funeraria, dice. «Desconozco si
el grabado es coetáneo o posterior a la estela; el que no tenga una
inscripción con letras demuestra que procedería de un cementerio
rural rústico».
«En realidad cuando encontré esta mezquita andaba buscando
ràpitas, mitad cuarteles, mitad monasterios, sitios de frontera».
Los restos de esta construcción sobresalen muy pocos centímetros
del suelo, se pueden confundir con una edificación moderna, «y
cuando crece la hierba los cubre, no son vistosos como los de los
talayots», explica el arqueólogo quien comenta que, para conocer
más datos, «se tendría que hacer una excavación», algo en lo que ni
sueña: «Después de los de Ses Païses no me planteo participar en
ninguna excavación». El arqueólogo se queja de que el CIM no le
permitiera continuar la campaña de excavación en este yacimiento «a
pesar que de que nos buscábamos financiación».
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