La realidad irreal. «No me interesa una copia exacta de la
realidad». Por ello, Bernardo Torrens cambia lo que ve cuando
pinta, lo adapta a la necesidad del momento. Sus últimos diez años
creativos se presentan esta noche a las 20.00 horas en el Centre
Cultural Contemporani Pelaires.
La muestra se divide en cuatro series: la tauromaquia, las
miradas, los cubículos y Lourdes. «Lourdes es una modelo que ha
trabajado conmigo los últimos años y se ha convertido, sin querer,
en una serie». Su persona le permite jugar con sus formas. «Es
maleable, puedo utilizarla para lo que me interesa». La
tauromaquia, por su parte, viste a los ajenos de picadores y al
torero de calle. «Todo se descontextualiza». Sin embargo, se
distingue la figura del matador por «su mirada, todavía repleta de
dignidad». La razón de su interés por los toros deja de lado «la
parte folklórica» y se adentra en «la historia de cualquier vida».
«Durante una corrida se vive, se muere, se suda».
En sus cuadros prevalecen las figuras humanas. «La persona es lo
único que tiene interés». Desnudos, vestidos, en pareja, solos. Lo
externo no interesa al igual que hacer una media copia de la
realidad. «La pintura ha sido mi vómito». Por ello, años después de
la creación han surgido, «inconscientemente», las sensaciones y los
estados de ánimo del autor. Tristezas o alegrías plasmadas en los
cuadros, cuadros con los que es «difícil convivir». «Hoy en día
interesa una pintura que no moleste, que no sea comprometida». La
razón: «Mantener la estructura del arte». «Pinto lo que quiero, sin
compromisos, porque no pertenezco a ese movimiento».
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