«Aunque mi Quijote hable en mallorquín, no podré arreglar el
crimen que se ha hecho con nuestra lengua y con nuestra manera de
hablar». Para Casasayas, parte de la culpa la tiene «el Institut
d'Estudis Catalans, porque las lenguas no las hacen los
científicos, sino el pueblo». Por el momento, el autor ha tenido
algunas propuestas de editoriales para publicar su traducción. Sin
embargo, Casasayas prefiere publicarla él mismo. «No quiero que
alguien gane dinero, lo llevaré a algunas librerías o, tal vez, lo
regalaré, pero nadie ganará distribuyéndolo», según el
traductor.
En «El Quixot» se emplea «un idioma popular». «El castellano que
usa Cervantes es estrictamente popular porque, en aquella época, la
lengua no estaba normativizada». Un ejemplo. El cronista emplea
términos usuales en Mallorca y habla de «la taula», es decir, no
usa el artículo salado. Sin embargo, la parte dialogada recoge
expresiones típicas mallorquinas que sí emplean el artículo salado.
El resto de personajes hablan en ibicenco, valenciano, gascón de la
Vall d'Aran o alguerés. «La selección la realicé en función de la
procedencia del personaje que creó Cervantes», dijo Casasayas.
Respecto a los refranes, la manera de traducirlos del autor ha
buscado «una equivalencia con el mallorquín». «No he realizado una
traducción literal del texto, como ha pasado otras veces, porque
hay veces en que las palabras no se entienden». Así, el refrán
«Vale más pájaro en mano que cien volando» se ha transformado en
«Fa més un tord a la mà que mil i un que volen», tal y como suena
en Mallorca.
Hasta el momento, ésta es la única traducción íntegra realizada
de la obra de Cervantes. «Antes se había intentado muchas veces
pero los autores siempre terminan acortando algún capítulo». La
edición de Casasayas será la octava realizada en catalán.
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