Los políticos iniciaron su recorrido en el Casal Solleric. Foto: TOMÁS MONSERRAT

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Mucho público y sobredosis de políticos. La Nit de l'Art abrió ayer las puertas de galerías y museos como primer acto de la temporada artística. La cita con la plástica, ya consolidada, gana espectadores jóvenes en paralelo a la inclusión de artistas emergentes en el programa, síntoma de que el arte goza de buena salud en nuestras islas. La presentación del catálogo del escultor gallego Manolo Paz, en la Fundació Pilar i Joan Miró, fue el primer acto de una calurosa y húmeda tarde-noche festiva.

Pero lo que se convirtió en comidilla de los más perspicaces fue la masiva afluencia de políticos, signo de que calienta motores la campaña electoral. Su punto de encuentro, el Casal Solleric, donde se exhibe la obra de Luis Feito, toda una lección de pintura que el centro comparte con la Miró. Allí también cuelga sus fotos el siciliano Ferdinando Scianna y en el Espai Quatre muestra una instalación de Domingo Sánchez Blanco. En la foto oficial faltaba el alcalde Joan Fageda, que llegó con retraso, y se unió a la comitiva. Junto a las autoridades que rigen la cultura ciudadana, isleña y autonómica, nuevas caras para el baño de multitudes.

De estreno, el vicepresidente Pere Sampol y la delegada del Gobierno, Catalina Cirer. También estuvieron la consellera de Cultura del CIM, Maria Antònia Vadell, y la directora insular Joana Maria Palou. Habituales en la Nit de l'Art, además del alcalde, el conseller de Cultura, Damià Pons; la concejala de Cultura de Cort, Carme Feliu, y el director general de Cultura del Govern, Pere Muñoz. Varios concejales del PP acompañaban a Fageda y a la candidata Cirer. En la galería Altair, donde expone una obra muy pop el joven Pepe Vives, encontramos a otro alcaldable, Antoni Roig. La CAM, que patrocina las muestras del Solleric, estuvo representada por Guillem Daviu, y la Obra Social de Sa Nostra, por Andreu Ramis.

Pintura, menos fotografía, poca escultura y performances, que se unieron este año a la fiesta, fueron las protagonistas. Muchos artistas en la calle y felices. Jordi Alcaraz, en Pelaires, grata sorpresa; Xavier Fiol expuso a sus estrellas Ricard Chiang, Paco Espinosa y Santiago Picatoste. Cveto Marsic colgó mucha materia en Ferran Cano y en el Casal Balaguer expusieron las galerías Van der Voort, de Eivissa, con delicadas esculturas de Laura Lio; Bennassar colgó la pintura de Miquel Planas; Quasars estuvo con Juan Antonio Tinte y José Vicente, y Marimón con una colectiva.

Joanna Kunstmann vino de Santanyí con Horacio Sapere; Antonio Camba mostró «El jardín del holandés» de Ramon Company; a la Mediterránea, Luis Vidal llevó su propia visión del reino animal; Guaita expuso fotografía de Francisca Far y Maneu los personajes de Llabrés Campins; las fotos irónicas y «setenteras» de Carles Congost pueblan la Horrach Moyà, artista que presentó una performance en el Centre de Cultura Sa Nostra con el enfant terrible Joan Morey. Bernardo Torrens sigue en el CCC Pelaires; el modernismo de Jujol tomó el Gran Hotel y el arte menorquín el Espai Ramon Llull.