Por primera vez una investigación aborda la arquitectura popular isleña

«Para conservar el patrimonio es básico conocerlo», dice, y la concienciación de la opinión pública y los propietarios debe ir pareja a la normativa. Andreu ya ha presentado algunos aspectos de esta línea de investigación en congresos fuera de la Isla. Se trata de un estudio «que implica muchas horas de campo y un contacto directo con los informadores». La arquitectura popular incluye desde casas de posesión que entroncan con la llamada arquitectura culta, hasta habitáculos relacionados con las actividades agrícolas y ganaderas, la vivienda típica de pagés, la vinculada a la hidráulica (molinos, sínies) o al aprovechamiento de los recursos naturales en la alta montaña (nieve, carbón) sin olvidar las pequeñas construcciones de costa como los escars.

Andreu lleva a cabo un análisis sistemático de este amplio «abanico tipológico» en un estudio que califica de «contrarreloj» porque depende de las fuentes orales y porque muchos de estos tipos de construcción se están perdiendo por la destrucción, el abandono ocasionado por la crisis agrícola o las rehabilitaciones agresivas. Muchos son «elementos que no salen en los mapas y la información del payés es básica ya que, a veces, los propietarios de las fincas ni los conocen».

Andreu ahonda en los aspectos de su evolución y los cambios a lo largo de siglos: «Se dice que la arquitectura popular está al margen de la historia, de los cambios estilísticos, pero se debe tener en cuenta que hay elementos de arquitectura popular desde el siglo XIV hasta al XX, viviendas documentadas en el XIV aunque la mayoría serían a partir del XVI».