El alcalde de San Sebastián, Odón Elorza, destacó la
«dialéctica» establecida en los dos extremos de la bahía entre
Oteiza y Chillida, y precisó que el proyecto de «Construcción
vacía» en la ciudad, que comenzó a gestarse hace cuatro años, ha
costado medio millón de euros. Opinó que la denominación que el
artista dio a la obra en 1957 «parece una premonición» de la actual
situación del País Vasco, una comunidad que, a su juicio, está
«cada día un poco más vacía de ilusiones, de diálogo y de
aportaciones». Quienes provocan este clima han atacado en más de
una ocasión el trabajo escultórico de Oteiza, especialmente los
árboles pintados en un bosque guipuzcano, por ser una de las
primeras voces del mundo cultural en alzarse contra la violencia y
el miedo que provoca a los ciudadanos.
Odón Elorza presidió la inauguración de esta escultura, situada
donde antes había un ermita, que Oteiza diseñó en 1957 para la
feria bienal de São Paulo (Brasil). Allí estuvo Pilar Oteiza,
sobrina del artista, el diputado general de Guipúzcoa, Román
Sudupe, el artista Nestor Basterretxea, la viceconsejera vasca de
Turismo, Koro Garmendia, así como concejales donostiarras y el
cocinero Martín Berasategi.
La ceremonia fue sencilla y contó con los ingredientes
solicitados por Oteiza: la interpretación del «Preludio de la Suite
para violoncelo número 1» de Bach y el acompañamiento musical del
acto por parte de la Banda Municipal de Txistularis de San
Sebastián.
El arquitecto Jesús Barreiro explicó que Oteiza «siempre ha
buscado el mar, la puerta del mar», por lo que no se descarta que
el artista cambie el nombre de la obra cuando la vea, ya colocada,
en el Paseo Nuevo.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.