El pintor Antonio López se trasladó ayer expresamente a Palma para
acudir a la entrega del Premio Nacional de Artes Plásticas 2001,
que recayó en su alumno Juan José Aquerreta. López, distendido y
contento con el reconocimiento público otorgado a Aquerreta, afirmó
que «el pintor ha evolucionado muy bien. El que nace pintor lo es
para siempre. Hay gente que va cambiando desde los superficial
hasta lo profundo. Aquerreta ha mantenido siempre esa profundidad».
En su discurso de entrega de diplomas, la ministra de Cultura
calificó la obra de Aquerreta de «callada, pero a la vez con una
voz muy potente». Para Antonio López, «se trata de una obra
ensimismada. Esta pintura dice cosas originales y profundas». El
propio Aquerreta, que departió con su maestro Antonio López tras la
entrega de premios, señaló que «su obra no es dramática, sino que
utilizo otra serie de recursos». El pintor realista añadió que «lo
suyo es un drama interno que cuesta ver».
Preguntado por la reforma del Museo del Prado, López la calificó
de «fenomenal y necesaria. Es uno de los grandes museos del mundo,
que cuenta con un espacio modesto. Moneo es el arquitecto más
adecuado para hacer la ampliación, es español y tiene una gran
sensibilidad por el arte. Se ha retrasado bastante esta ampliación
tan necesaria», afirmó. Situado en las primeras filas del salón de
actos del Col·legi de Sant Francesc, acompañó a su alumno en un
momento tan importante para Aquerreta en su trayectoria
profesional. Ya por la noche, el pintor abandonó la Isla.
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