Una historia de amor entre dos jóvenes que no se entienden.
«L'Elisir d'amore», de Donizetti, es «difícil de definir»,
situándose entre «una ópera bufa y una obra seria», aseguró Xisco
Bonnín, encargado de la dirección musical de la pieza que se
presenta mañana en formato concierto en el auditorio del
Conservatori y que ha sido producida por la Fundació Teatre
Principal. El 16 de noviembre estará en Sa Màniga y, el 17, en el
Auditori d'Alcúdia.
La soprano Eugenia Pont-Burgoyne interpreta el papel de Adina,
«una joven que sabe qué quiere y cómo lo quiere» y que «hace sufrir
a su pareja». El tenor Dario Schmunck es Nemorino, la pareja de
Adina, «una persona psicológicamente poco compleja» que, a nivel
musical, «tiene muchos colores que permiten transmitir diferentes
afectos y sensaciones», dijo Schmunck. En medio se sitúa el
barítono David Menéndez, Belcore, «un sargento engreído, chulo y
muy galante», y la amiga de la protagonista, Gianetta, papel que
recae en la soprano Gloria Berón. «Se trata de una joven que va
detrás de las oportunidades que va dejando Adina» y, sobre todo,
«de los hombres», queriendo aprovechar cualquier instante para
apoderarse de la situación.
«La simplicidad y la belleza de la música de 'L'Elisir d'amore'
permiten su reconversión en formato concierto», según el bajo
Matteo Peirone, Dulcamara en la obra. Esta situación no sucede en
otras óperas, como «'Turandot', que, sin el montaje, no se
entendería». Sin embargo, el no representar la historia requiere,
por parte de los solistas, un esfuerzo doble, convirtiéndose en «un
desafío», según Berón. «Obliga a buscar la esencia del personaje a
través de la música», lo que permite «aprender más» y «encontrar
matices que en una escenografía no se hallarían», aseguró
Pont-Burgoyne.
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