El Museu Diocesà pone al día su colección de cerámica, embalada por
las obras de remodelación del edificio, con su primer inventario y
catalogación, un análisis que es obra la experta Elvira González,
directora del Museu de Lluc. En su mayor parte proveniente de una
donación del erudito Àlvaro Campaner (Huelva, 1834 - Palma, 1894),
está integrada por piezas de loza y azulejos. Lo siguiente será su
restauración.
Para completar este estudio, que se convertirá en el catálogo de
la colección, Elvira González ha viajado a distintos centros
especializados en cerámica, «buscando paralelos», como el Instituto
Valencia de Don Juan, en Madrid; el Museo Nacional de Cerámica de
Valencia, que dirige el mallorquín Jaume Coll; y varios de
Barcelona. González ha calificado la colección de «excepcional por
la calidad, el tipo de decoración, la variedad» y porque hay piezas
que no tienen paralelo, lo que significa que son únicas. En total
son 154, que no estaban estudiadas.
De los platos y vasijas se ha dibujado el perfil. En cuanto a
las piezas de loza, la experta ha hecho la siguiente clasificación:
Escudillas, de las que hay 12, de los siglos XIV y XV; los platos
(XVI y XVII), fuentes y lebrillos (XVIII), 62 en total y, por
último, las jarritas y piezas cerradas, datadas del XVII y XVIII.
El Museu cuenta con 60 azulejos (XVII-XIX) valencianos,
barceloneses, toledanos y sevillanos. Del siglo XV son los atuells,
vasijas y cántaros. Las primeras proceden del relleno de las
bóvedas de la Seu, método constructivo utilizado en los edificios
góticos para aligerar el peso de las bóvedas.
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