Francesc Salas, William Graves, Damià Pons, Pere A. Serra y Louise Higham.

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IVÀN TERRASA - MADRID
Ayer se inauguró en el Círculo de Bellas Artes de Madrid la exposición «Robert Graves, una vida de poeta», cuyo objetivo es mostrar las señas de identidad líricas y vitales de uno de los escritores más importantes del siglo XX, hijo adoptivo de Deià y autor de títulos tan notorios como «Yo, Claudio», «Los Mitos Griegos» y «La Diosa Blanca».

La exposición concebida por la comisaria Aurora Sotelo, que ha contado con la colaboración de la familia Graves, el Govern balear, el Consell de Mallorca, los ayuntamientos de Palma y Deià, la Fundación Robert Graves de Londres, el Grup Serra y la Fundació Sa Nostra hace un extenso recorrido por la vida del escritor inglés desde sus primeros años hasta los últimos, en su residencia de Deià, rodeado de toda su familia, un paisaje y unas gentes de las que siempre se declaró enamorado.

Fotografías, manuscritos originales, primeras ediciones, documentos personales, diapositivas y un montaje videográfico con imágenes inéditas del escritor en Mallorca componen esta muestra que según su hijo, William Graves, «es la más valiosa y extensa sobre Robert Graves que se ha expuesto nunca. Por primera vez se muestran las cartas que le escribieron T.S Elliot, Gertrude Stein, Ramón J. Sender o E.E. Cummings. También, documentos personales, como el de su partida de nacimiento, su diploma de Oxford o el pasaporte sellado con el que viajamos toda la familia por primera vez a España».

En el acto de presentación, el conseller de Cultura del Govern balear, Damià Pons, recordó los «cuatro grandes nombres literarios que han enriquecido y se han enriquecido de la belleza de Mallorca durante el siglo XX: Rubén Darío, Jorge Luis Borges, Camilo José Cela y Robert Graves. Yo mismo tengo como un recuerdo imborrable de la figura imponente de Graves, con una gran cesta colgada a la espalda, comprando periódicos en el kiosco del Passeig des Born».