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El pintor Xisco Fuentes inauguró el pasado viernes en la galería Manzana 50 de la calle Morey una exposición en la que, bajo el título genérico de «El huerto de mi padre», reúne una serie de sus obras más recientes, en las que, como él mismo explica, intenta, a partir de un trozo de tierra que pertenece a su familia, retratar «la Mallorca que se pierde, aquellas imágenes de la Isla que son maravillosas y que la especulación y la construcción va destrozando poco a poco».

La muestra reúne una serie de obras en las que se reproducen aspectos de la naturaleza, desde árboles frutales a flores o insectos. Xisco Fuentes toma un pequeño elemento de esta naturaleza para reproducirlo, creando detrás una atmósfera difuminada que recuerda las imágenes oníricas. «Intento hacer una síntesis de lo que quiero pintar, eliminando lo superfluo y lo barroco.

Pretendo mostrar sólo lo que queda en la retina», asegura el artista, que añade: «No busco dárselo todo hecho al espectador, sino que cuando se enfrenta a un cuadro tenga que trabajar». Xisco Fuentes considera que «nos hemos olvidado del campo», por esto lo ha querido pintar, para reivindicarlo, ya que, como dice, «lo hemos enfocado solamente como algo que se puede vender, sólo lo vemos desde un punto de vista mercantilista».

En la planta sótano de esta sala, también podrán verse una serie de obras que el pintor ha realizado sobre el barrio chino y sa Gerreria, donde reproduce algunas escenas cotidianas y lugares de encanto especial. «Las obras van en la misma línea que las de 'El huerto de mi padre', ya que es un intento de retratar una ciudad que se está perdiendo, de la que cada día nos queda menos».