Josep Guinovart cree que ésta es la «exposición más completa que he organizado en Mallorca».

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El artista catalán Josep Guinovart (Barcelona, 1927) inaugura hoy en el Centre Cultural Contemporani Pelaires una exposición que, bajo el título «Coses de la terra i la mar», reúne obra creada este año. La muestra permanecerá abierta hasta marzo de 2003.

-Este año se ha organizado una exposición antológica en La Pedrera de Barcelona. ¿Cómo afronta un pintor la visión de su obra completa?
-Con cierta resistencia y angustia. Es un tema de pudor, ya que se establece un diálogo extraño cuando uno entra a ser observador de uno mismo. Lo que ocurrió en La Pedrera era que ya tenía cierta experiencia, porque hace 10 años ya había hecho una gran retrospectiva en la Tecla Sala.

-Pero en La Pedrera impone el espacio.
-Si, pero no sólo impone, sino que modifica la obra. Además, Gaudí me ha influenciado, ambos sentimos un gran interés por el espacio.

-Una retrospectiva permite ver la evolución de la obra. ¿Qué opina de la suya?
-Al hablar de evolución hemos de ir con mucho cuidado. Es evidente que en el trabajo de un artista hay grandes cambios, pero no sé hasta que punto podemos hablar de evolución. Siempre pongo muy en duda la evolución en el mundo del arte. La evolución se da en la ciencia, en la tecnología... No sé si en el arte. ¿Hay evolución entre la obra de Velázquez y la de Picasso? Creo que no, creo que son fruto de situaciones diferentes. El que evoluciona es el hombre, las condiciones en que vive.

-No hablemos pues de evolución, sino de cambios. A diferencia de muchos artistas de su edad, usted no se limita a hacer una reinterpretación de sí mismo, sino que pugna por renovarse y avanzar. ¿Qué le impulsa?

-Esta renovación no es más que una manera de no caer en la repetición. No se trata de un esfuerzo voluntario para ser diferente. En arte se es o no se es. Me impulsa la necesidad de vivir la ambigüedad y la inseguridad que emana de la creatividad artística.