Una noche dedicada a las artes y, sobre todo, a la lengua. La Obra
Cultural Balear (OCB) cerró la conmemoración de su cuarenta
aniversario con la Nit de la Cultura. El evento, celebrado ayer por
la noche en el Conservatori de Palma, combinó la música con la
entrega de los XVI Premis 31 de Desembre y los discursos, además de
con las glosas, y reunió a cerca de 700 personas.
Antes de que empezara la gala, los invitados se agolpaban en la
entrada del conservatorio. Antoni Mir, presidente de la OCB, iba
recibiendo a las autoridades asistentes, que llegaron
escalonadamente. Una copa de cava o de zumo de naranja y turrón
eran los elementos que protagonizaron el piscolabis anterior al
evento, un piscolabis que colapsó ehal del centro.
Entre el público, pudo verse a personalidades del mundo de la
política como Pere Sampol, vicepresidente del Govern y encargado de
hacer uno de los dos discursos de la noche junto a Mir; Damià Pons,
conseller de Cultura; Margalida Rosselló, consellera de Medi
Ambient; Miquel Rosselló, conseller de Treball; Maria Antònia
Vadell, consellera de Cultura del CIM; Josep Melià, conseller
d'Ordenación del Territori; Vicenç Llorca, director general de
Promoció Cultural de la Generalitat de Cataluña; Josep Pons,
presidente de la Diputació de LLeida o Pere Muñoz, director general
de Cultura, entre otros. Del ámbito de la cultura acudieron los
escritores Sebastià Alzamora y Pere Morey y el pintor Nils Burwitz,
entre otros muchos rostros conocidos de las artes.
La Nit de la Cultura empezó puntualmente. Un busto de Francesc
de Borja Moll presidía el escenario. Ramon Pellicer y Conxa Buika
se encargaron de conducir la celebración. Ambos empezaron el acto
recordando que «hace 40 años, un 21 de diciembre, se constituía
ante notario la OCB». Después, Buika cantó «Ara que fa vint anys
que tinc vint anys», la canción de Joan Manuel Serrat que Antoni
Mir incluyó en su discurso. «Los problemas de hoy son mayores de lo
que pensaron los fundadores, y entonces no eran pequeños, en plena
dictadura franquista». Mir destacó que en Balears «no existe
animadversión contra el idioma». Sin embargo, «la batalla por su
uso como lengua de calle, de vida cotidiana, es a vida o muerte».
Como compromiso de futuro, el presidente de la OCB señaló la
necesidad de «conseguir el reconocimiento del catalán como lengua
oficial de Europa».
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