Familiares y amigos dieron ayer el último adiós al poeta y
académico José Hierro, cuyos restos mortales fueron incinerados en
Madrid, en una ceremonia íntima. Sus cenizas descansarán en el
Panteón de Hombres Ilustres de Cantabria, en el santanderino
cementerio de Ciriego.
Los restos del poeta, cuya obra se vio reconocida, entre otros,
con el Premio Cervantes en 1998 y el Príncipe de Asturias de las
Letras en 1981, han estado acompañados a lo largo del día por sus
familiares y amigos, entre los que se encuentran poetas y
escritores como Angel García López, Antonio Hernández, José Ramón
Ripoll, Fernando J. Delgado y Carmina Casala.
También personalidades del mundo de la política quisieron dar el
último adiós al académico. Así el alcalde de Madrid, José María
Àlvarez del Manzano; la ministra de Cultura y Educación, Pilar del
Castillo; y el secretario de Estado de Cultura, Luis Alberto de
Cuenca, también han acompañado a la familia en la ceremonia.
El poeta fue ingresado en noviembre de 2000 a causa de un
infarto de miocardio y un enfisema pulmonar, enfisema que se
agudizó y forzó nuevos ingresos, en octubre de 2001 y en el pasado
mes de mayo, y que finalmente le causó una insuficiencia
respiratoria fatal. El pasado viernes fue ingresado en un hospital
de Madrid, donde falleció.
El concejal de Cultura del Ayuntamiento de Talavera de la Reina
(Toledo), Carlos Gil, anunció que en los próximos días, el alcalde,
José Francisco Rivas, dará a conocer el homenaje que el Consistorio
pretende rendir al poeta, vinculado a la ciudad de la cerámica.
José Hierro mantuvo a lo largo de los años una estrecha unión
con Talavera, ciudad en la que contaba con muchos amigos y a la que
acudió en bastantes ocasiones, para formar parte del jurado del
premio nacional Rafael Morales de Poesía. El Ayuntamiento tiene
previsto rendir un homenaje José Hierro «con el fin de que perdure
la figura del poeta y académico».
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