Aquí hizo amistad con el doctor Bartomeu Mestre y su familia. La
hija del doctor, Carme Mestre, se encontraba «conmocionada y
abatida» por la pérdida. «Me he enterado porque una amiga de su
mujer me ha llamado en nombre suyo para darme la noticia», aseguró.
«Hablé con él hace tres días, el 31 de diciembre, porque era su
cumpleaños y le encontré muy bien, se le veía muy lúcido. Incluso
bromeé con él porque la hora de su nacimiento no estaba muy clara y
no se sabía si tenía un año más o menos».
La relación entre Gironella y los Mestre empezó tras la
depresión sufrida por el autor en Nochebuena de 1952, cuando visitó
Palma para ser atendido por el padre de Carme. Cuando se curó,
dedicó a Mestre su libro «Los fantasmas de mi cerebro», como
deferencia por el tratamiento que le había dispensado. «Al hombre
que salvó el mi cerebro», decía la leyenda impresa. Durante su
convalecencia, Gironella vivió en un piso de El Terreno. Mestre
fue, junto con Baltasar Porcel, entrevistado por Gironella para
escribir «Cien españoles y Dios».
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