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Un maestro de ceremonias drag queen, un secretario de Herodes con móvil, una Sibil.la rapera, una Mare de Deu que cantó en macedonio, unos doctores de la ley que llegaron en moto y, en general, unos personajes altamente politizados por la proximidad de las elecciones. Ses Voltes fue escenario ayer de una «Adoració dels Reis» divertida e iconoclasta en la que ni el granizo consiguió levantar de sus asientos a un público que lo pasó en grande y aplaudió agradecido.

Fue, sin duda, una de las mejores representaciones de los últimos años en la que los improvisados actores demostraron que, si pasan a engrosar las filas del paro, pueden reciclarse como aventajados alumnos del arte de Talía dada la calidad de su interpretación. Todos estuvieron magníficos lo que demostró también la profesionalidad del equipo de dirección integrado por Patricia Trapero, Bernat Pujol y Rolando A. Gómez.

La distribución del espacio escénico, a ras de público, es todo un acierto porque imprime calor y cercanía a la representación, permitiendo que los actores se muevan entre el público y le hablen casi de tú a tú lo que mejora la limpieza del sonido, fundamental para seguir unos diálogos cuajaditos de «morcillas» y chistes que cada cual añade al texto de LLorenç Moyà.

En la edición de ayer sucedió lo que preveíamos. La cercanía de las elecciones y acontecimientos como el vertido del «Prestige» y la solidaridad de los voluntarios; la llegada de inmigrantes en patera; la Ley de Extranjería; la ecotasa; los homosexuales que «salen del armario» o la política belicista de George Bush coparon el ingenio de los actores, que arrancaron auténticas carcajadas con las improvisaciones aunque, sin duda, la palma la llevaron la política local, isleña y autonómica. Desde los primeros momentos quedó claro que el Pacte de Progrés, el PP y los políticos de todos los colores recibirían numerosas puyas.

Las hazañas políticas de Francesc Antich, Jaume Matas, Maria Antonia Munar, Aina Salom, José María Rodríguez y los aparcamientos palmesanos protagonizaron la jornada en la que, como sucede cada años por estas fechas, un tiempo inestable amenazó con cerrar la función antes de tiempo. Aunque hubo rachas de lluvia y granizo, todos, actores y público, permanecieron en sus puestos para festejar el día de Reyes con el que se despiden las copiosas fiestas navideñas.