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Es la primera vez que Teresa Pérez-Jofre se pone a la cabeza de un centro de arte, pero su currículum avala una experiencia que pasa por tres museos punteros: el Guggenheim de Bilbao y el Reina Sofía y el Thyssen de Madrid, donde puso en marcha distintos departamentos. Además del Plan Director del Museu d'Art Modern i Contemporani Es Baluard ha elaborado el Plan Estratégico y de Gestión del Museo de las Colecciones Reales de Patrimonio Nacional.

-Los arquitectos que han diseñado el edificio insisten en los espacio abiertos para esculturas. ¿La escultura tendrá un protagonismo en sus planes, ya que el lugar reúne buenas condiciones para exhibirla?
-Esos espacios están destinados a piezas que se puedan exponer al aire libre. Ahora, lo que la colección tiene básicamente es pintura; cuenta con piezas de escultura, algunas importantes que se están incorporando -como las de Calatrava y Oteiza- que casi forman parte del proyecto arquitectónico, pero los fondos con los que estoy trabajando son de pintura. Para aprovechar estos espacios, una de las líneas será tener algunas piezas elegidas. En este momento no me atrevería a decir si nos vamos a ir a comprar escultura, instalaciones o arte audiovisual, que podrían ser otras líneas, ¿no? Pero, aunque aprovecharemos los espacios para la escultura, y la colección es básicamente de pintura, no necesariamente se va a organizar el montaje expositivo por técnicas artísticas.

-¿Y cuál es su impresión de la colección, con la que ya ha estado trabajando?
-Hasta ahora no he trabajado con ella en calidad de directora del museo, sino definiendo el Plan de Gestión, los temas más globales. Hay un conjunto bastante importante de obras buenas y creo que se puede hacer un montaje, -y eso es lo interesante-, en el que cada pieza va a tener su importancia, es decir, las piezas no van a estar colgadas en función de un contexto o creando un contexto, sino porque cada una es importante en sí misma, una obra de calidad, incluso con independencia de los artistas. A veces sucede con artistas poco conocidos que sus obras son de buena calidad y ésta es una oportunidad para revalorizarlos.

-Usted ha avanzado una explicación estilística de la colección, donde hay cuadros muy buenos y muy distintos, como un René Magritte o un Van Dongen, que parecen difíciles de relacionar.
-Es muy importante que el montaje sea coherente, porque no puedes poner obras estilísticamente incompatibles, ya que visualmente estás depreciando unas con otras. El conjunto de la sala debe permitir revalorizar cada obra, que están ahí porque son buenas. Podría estar cada una en una pared. El retrato de Van Dongen es buenísimo, también el Magritte, un desnudo de Gittes y uno de Ramis, muy buenos, por eso hemos hablado de la representación de la imagen de la mujer o el desnudo femenino.