El fallecido deja un legado de investigación histórica único en
Europa, con estudios sobre la Europa medieval, la Corona de Aragón,
la América colonial y los Borgia. Jesuita, historiador, humanista,
escritor, académico numerario de la Real Academia de la Historia y
profesor numerario de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma,
reunió las más altas distinciones que ningún otro historiador
español como el premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales
(1995), los Nacionales de Historia (1988) y de Letras (2001) y en
mayo del pasado año fue investido doctor honoris causa por once
universidades españolas de la red Joan Lluis Vives en la Basílica
de Santa María del Mar de Barcelona, donde estuvo Llorenç Huguet,
rector de la UIB.
En aquel acto, su padrino, Martí de Riquer, recordó que «el
Reino de Mallorca debe al padre Batllori sus estudios reveladores
sobre Ramon Llull, y Valencia, sus estudios sobre la figura de Joan
Lluis Vives y de la familia Borgia. El padre Batllori, nacido en
Barcelona en 1909, y licenciado en Filosofía y Letras en 1928,
ingresó en la Compañía de Jesús un año después. Activo hasta su
muerte, en los últimos meses trabajaba en el «Diplomatario
borgiano», cuyo primer volumen apareció el pasado año. Americanista
e hispanista, su curiosidad intelectual le llevó a estudiar temas
que van desde el medievalismo (Ramón Llull, Arnau de Vilanova) a la
época contemporánea (Vidal i Barraquer) y a escribir casi mil
publicaciones.
Entre sus libros destacan: «Francisco Gustá, apologista y
crítico» (1942); «Arnau de Vilanova» (dos tomos, 1947); «Vuit
segles de cultura catalana a Europa» (1959); «Alejandro VI y la
Casa Real de Aragón» (1958); «Gracián y el Barroco» (1958); «Ramón
Llull en el mon del seu temps» (1960); «Balmes i Casanovas» (1959);
«II pensiero della Rinascenza in Spagnae Portogallo» (1964);
«Baltasar Gracián en su vida y en sus obras» (1969); «Galería de
personatges de Benedetto Croce a Jaume Vicens Vives» (1965); «Del
Descubrimiento a la independencia. Estudios sobre Iberoamérica y
Filipinas» (1979); o «Iglesia y sociedad en la Catalunya del siglo
XVIII» (1990).
Tras conocer su muerte, Damià Pons, conseller de Cultura del
CIM, dijo de este «decano» de la cultura que con su desaparición se
fue «uno de los grandes sabios de Europa de la segunda mitad de
siglo», fue el último «enciclopedista, que destacaba por su rigor y
aportación documental», y también como intelectual «polifacético».
Para el rector Llorenç Huguet su pérdida significa «un profundo
dolor porque estuvo muy relacionado con la UIB», de la que era
honoris causa. Según Pere Muñoz, director general de Cultura del
Govern, fue un «prohombre de la cultura catalana».
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.