El acuerdo, que se cerró hace pocos días, llegó por sorpresa, ya
que la negociación siempre había estado circunscrita a la
biblioteca y, concretamente, al fondo de libros y publicaciones que
tuvieran interés por su valor añadido sobre cuestiones de la
cultura balear, como podía ser el caso de los Arxius de la Corona
d'Aragó. Después de estudiar el fondo del bibliógrafo, depositado
en el Palau March de Madrid, la relación de volúmenes que reunían
los requisitos establecidos por el Govern, una parte importante de
la colección, hacía viables las negociaciones en este frente.
Siguiendo los mismos criterios que con los herederos de Miró, se
consideraba la posibilidad de liquidar entre el 30 y el 40 por
ciento con obras de arte -en este caso el expediente sólo recogía
fondos bibliográficos- y el resto en metálico. No obstante, el
pasado diciembre, durante el proceso de negociación, una de las
partes implicadas expresó su deseo de liquidar su parte en
metálico. Así surgió el problema de que, al no estar dividido el
fondo bibliográfico y ser propiedad, legado, de la familia, la
parte que liquidaba el importe en efectivo seguía teniendo cuota de
propiedad sobre una parte de los libros con los que se estaba
negociando.
Fue en ese momento cuando la Conselleria d'Hisenda solicitó a la
familia que presentara la relación de los libros que correspondía a
cada parte, garantizando que mantendría su compromiso de
negociación con cada una de las partes implicadas.
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