Los Reyes tuvieron en Arco una especial deferencia con Balears y
el arte que se hace en nuestras islas. Durante su recorrido por la
feria, el día de la inauguración, hicieron un alto en tres espacios
mallorquines: el Museu d'Art Modern i Contemporani Es Baluard y las
galerías de Pep Pinya y Joan Guaita.
Oficiosamente se sabe que el Rey quiere visitar a los
mallorquines en Arco, no en vano, don Juan Carlos compra obra de
nuestros artistas para su colección. Lo último, una escultura de
Pep Sirvent. Ejemplo de ello fue su amistosa visita al stand del
Museu d'Art Modern i Contemporani Es Baluard, rompiendo todo
protocolo en una programada visita que sus servicios de seguridad
revisan una y otra vez a lo largo del día. Maria Antònia Munar,
Joan Fageda y Pere A. Serra oficiaron como anfitriones de los
Reyes. Este año las medidas de protección fueron más fuertes que
nunca. Varios cordones de policía mantenían la distancia con una
comitiva que despierta la curiosidad del público. Pese a todo, y
pese a las numerosas autoridades que les rodean y acaparan su
atención, los Reyes fueron al stand de Es Baluard a charlar con las
autoridades isleñas que promueven el museo, saludaron a los
artistas de Pep Pinya, recordando los nombres de cada uno, y en
Guaita preguntaron de quién era una cabeza de mujer, obra de Teresa
Matas. A Menéndez Rojas, que es bajito, el Rey no le veía y
preguntó: «¿Dónde está Mendi?». En el stand de Es Baluard se
interesaron por el proyecto arquitectónico y, además, aprovecharon,
ya tranquilamente, para tomarse un respiro antes de volver a La
Zarzuela cerca de las 22.00 horas. Nunca habían salido tan tarde de
Arco. La Reina, que no conocía el proyecto, -el Rey lo había visto
hace dos años-, se sorprendió gratamente por el respeto del diseño
con el baluard de Sant Pere.
Una persona me dijo ayer: «Vaya potra que tiene Balears, tres
visitas». Un lugar como esta feria internacional de arte
contemporáneo, que recibe a miles de visitantes nacionales y
extranjeros, importantes coleccionistas y responsables de centros
de arte de todo el mundo, con 21.500 metros cuadrados de
exposición, es un gran escaparate cultural que, gracias a la
Familia Real, siempre reporta a Balears y Mallorca mucha
publicidad, algo de lo que está necesitada nuestra actividad
cultural.
Mariana Díaz
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