«Hay puntos de referencia que están desapareciendo y, por eso, siento la necesidad de hacer canciones que testimonien mis pérdidas».

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«Puedo hablar de lo que quiera en mis canciones porque llevo muchos años trabajando». Lluís Llach sigue igual de combativo que siempre. Sin embargo, reconoce una necesidad: «Las letras de las canciones deberían pasar de moda y no continuar vigentes», un hecho que no sucede. En tiempos prebélicos, el cantautor se sitúa en contra de la guerra por principios. Un posicionamiento viejo que, ahora, coge fuerza y que Llach entrevió cuando componía «Jocs», su nuevo disco que hoy presenta en el Auditòrium.

-Siempre he intentado mantener una actitud de ética y de crítica hacia el poder, a pesar de haber habido momentos en los que me he sentido solo como sucedió en los noventa. Ahora sé que no estoy solo. En «Jocs», la canción «Neofatxes globals» es un tema de desahogo personal. Cuando la escribí, tenía motivos y, ahora, tendría más. -Mi trabajo como músico me acerca a vivencias especiales o convierte situaciones normales en especiales. Como ser humano, me sensibilizo ante un tema como el del amor y el sexo entre las personas mayores.
-En «Jocs» puede verse una actitud más dura contra el gobierno. ¿Es un toque de atención?

-¿En la actualidad no se siente solo en su lucha?
-Hay veces en las que hay corrientes subterráneas y, otras, en las que surgen riadas. Ahora, hay riadas. El gobierno propone una Ley de Educación nefasta, quiere que nos convirtamos en tribus identitarias y cierra periódicos en euskera sin detallar las razones. La gente empieza a darse cuenta de la situación, a ver el alud inmenso de neofascismo liberal que nos asola, un fenómeno nacional ignorante e imbécil.

-«Jocs» está repleto de vivencias personales.
-Un cantautor sigue una misma dinámica, grabando discos cada dos años en los que explica vivencias que le coaccionan. «Jocs», sin embargo, es especial porque ha surgido un tema del que siempre había podido escapar: la muerte. Ahora, hay puntos de referencia que están desapareciendo y que me condicionan. Me coartan mi libertad. Por eso, siento la necesidad de hacer canciones que testimonien mis pérdidas.

-En el nuevo disco también habla del sida, el amor en la tercera edad o el amor utópico.

-¿Sigue existiendo la música reivindicativa?
-La música es un medio de comunicación comprometido con el sistema, un instrumento de reivindicación legítimo. Es un deber cultural cuestionarse lo que sucede a nuestro alrededor.