El historiador Jaume Riera, secretario del Archivo de la Corona de
Aragón, viajó a la Isla para participar en un ciclo de conferencias
que se celebraron en el Museu de Mallorca. Los expertos hablaron
sobre «Judaica. Els Jueus de Mallorca». Riera se refirió a «Les
sinagogues medievals de Mallorca» desde la Conquesta hasta 1435,
cuando los judíos fueron bautizados.
En la Isla, apuntó el estudioso, hubo cinco sinagogas en Palma y
una en Inca, lugares que, durante estos siglos, fueron permitidos o
suprimidos en distintos momentos como resultado de la mayor o menor
inquina que suscitaran los judíos. «El intento de suprimirlas era
constante porque los judíos, que dependían de la protección del
rey, vivían colgados de un hilo y, a veces, esa protección no era
suficiente». Por ahora se desconoce la localización de estas
sinagogas excepto una, la tercera en el tiempo, «que tras 80 años
sin funcionar como tal se convirtió en capilla de Montesión».
La sinagoga, dice Riera, es un edificio «que molesta», cuestión
que, a lo largo de la historia, «provoca una serie de reacciones de
tolerancia o de intolerancia según la construcción mental de cada
cual». Sobre ella, apunta, se alternan popularmente dos
concepciones: «Que es un lugar de Satanás o un sitio para
rezar».
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