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Conan, X-Men, Spiderman o Hulk fueron algunos de los superhéroes con los que la editorial estadounidense Marvel dio «el salto a la madurez» en el ámbito del cómic. Una exposición, titulada «Marvel: els setanta», pone al alcance del público mallorquín los originales de algunos de estos trabajos. La muestra, comisariada por Paco Díaz, dibujante, y Jaume Vaquer, de la editorial Dolmen, se inaugura esta tarde en el Casal Solleric dentro de las jornadas Cómic Nostrum. En los setenta, la irrupción de Marvel en el cómic para adultos significó una «renovación de contenidos y también estética». Los nuevos autores, «decepcionados» por eamerican way of life, el estilo de vida típicamente estadounidense, se acercan a la realidad que los circunda dando cabida en sus historietas a los problemas raciales, -aparecen personajes negros, hispanos u orientales-, o a la droga, hasta entonces asunto tabú. Esto significa «una ruptura con el pasado, la pérdida de la inocencia y un salto a la madurez del cómic», explicó ayer Paco Díaz. Marvel entra de lleno en el cómic para adultos.

En los cómics de Marvel «los lectores podían reconocerse en los héroes» y la editorial también trabajaba con licencias comprando personajes que protagonizaban folletines como Doc Savage o Star Wars. Es un tiempo en el que la presencia femenina resulta escasa. «La mujer llega más tarde al cómic», dice Paco Díaz, aunque en los setenta la editorial contaba con algunas guionistas o las series «Miss Marvel» y «The Cat».

En cuanto a la estética, la editorial «consigue un estilo propio» en el dibujo, «coloreado con tonos muy vivos, básicamente los colores primarios», añade Díaz. Es lo que se conoció como 'estilo Marvel', donde las historietas surgían de un equipo integrado por dibujantes y guionistas que creaban una historia de 22 páginas cada mes. En esta exposición se puede observar desde el clasicismo de Kirby o Romita a la experimentación compositiva de Gulacy o el salto definitivo a la modernidad de Byrne. «A pesar de la negación como un arte que se hizo en algún caso por parte de autores de la época, no hay duda que la corriente del pop art y, posteriormente, del op art habían bebido directamente en la fuente de este género narrativo y lo había reivindicado en cierta forma», explica el comisario.