-¿Cómo definiría «Now»?
-Bueno, para mí es el mejor álbum. Todos mis trabajos me encantan
pero éste es especial porque surgió tras el nacimiento de mi hijo,
que fue algo maravilloso. Las canciones son más profundas, he
puesto en ellas toda mi sensibilidad. Estoy muy orgullosa.
-Quizá por el momento de felicidad en que usted lo hizo, se nota
un ligero optimismo.
-Sí, es cierto, porque en general mi música no suele ser muy
optimista. Es simplemente una forma de ver el mundo, de volcar en
las canciones mis sentimientos sobre todo lo que me rodea.
-¿Cómo afecta a esa visión personal la situación conflictiva que
vive su país, Israel?
-Es más bien algo metafórico, una influencia indirecta porque no
quiero hacer música política. Prefiero hablar de las personas y con
mis canciones aprovecho para apelar por la bondad, la necesidad de
compasión y la posibilidad de un entendimiento entre gentes de
todos los lugares.
-Es un mensaje muy esperanzador. ¿Cree que es posible?
-Sé que lo que pido es difícil, no quiero pecar de ingenua, pero
confío de verdad en la capacidad que tiene la humanidad de vencer
el dolor y de encontrar la victoria mediante el amor.
-¿Es por eso que ha define su sonido como «música folklórica
para la aldea global»?
-Exacto. En inglés, «folk» hace referencia a las personas en
general, que son para mí las protagonistas. Música para personas
auténticas, no para máquinas o fiestas. La música rompe barreras
entre países y culturas porque es global y se basa en el poder de
la mente y del corazón.
-¿Y cómo ve Noa su futuro?
-Con esperanza también. Mi intención es continuar como hasta ahora,
sacar nuevos temas, nuevos sentimientos y dar lo mejor de mí en
algo que más que una profesión es un estilo de vida.
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