La emigración, la cuestión xueta, la religión, el sexo, el
periodismo, la muerte, el misterio de la vida o la nostalgia por la
pérdida de la infancia son algunos de los elementos que aparecen en
«I de tot d'una la fosca», la segunda incursión en la novelística
de Miquel Segura, colaborador de Ultima Hora,
periodista y recientemente nombrado director en Balears del
Institut Ramon Llull.
La obra, que tiene Cuba y Mallorca como escenarios
protagonistas, está protagonizada por un periodista mallorquín que
trabaja en Barcelona, un hombre frustrado, fracasado, que vive en
la nostalgia. Un día decide viajar a Cuba para buscar sus raíces
familiares en aquel país a través de una prima, de la que sólo
recuerda una cara infantil, frágil, blanca y luminosa, que conserva
en una fotografía de cuando ambos eran niños. Allí, en Cuba,
Francesc Aguiló, el protagonista, encontrará el enigma que ha
marcado su vida. Será también un viaje a su interior.
La novela está construida a través de tres hilos narrativos: el
conflicto personal del protagonista, una crónica de la Cuba actual
que el autor define como «viva e imparcial» y el relato de lo que
se llamó Operación Peter Pan. «Hablar de estos hechos es una cosa
inédita en la narrativa. Son hechos históricos. Tras la revolución,
más de 35.000 niños cubanos fueron arrancados de sus familias para
ir a Estados Unidos y, 'salvarlos' del comunismo. Fue una operación
cruel, ya que desde la Iglesia católica cubana y de Estados Unidos
se propagó la idea de que la revolución quitaría la patria potestad
de aquellos padres que no eran adictos al régimen comunista», dice
el autor. Es por esto que la novela se convierte en un alegato
contra el integrismo, porque en ella se reflejan tanto los excesos
del fanatismo católico como los de la revolución cubana.
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