A primera vista, el trabajo de abogado no tiene nada en común con
el de actor. Sin embargo, para Ramón Arenillas, si se profundiza
más, pueden encontrarse bastantes similitudes. El letrado afincado
en Mallorca ha podido conocer «de primera mano» cómo funciona el
mundo del cine gracias a su participación en dos películas,
«Carnages» y «Blocao». En la primera, interpretaba un papel
secundario y, en la segunda, hacía una aparición más breve que la
anterior.
«No busqué participar en 'Carnages', la oportunidad me llegó
sola», afirmó el abogado. Arenillas conoció a la directora del
filme, la francesa Delphine Gleize, en Palma. «Aquí me prometió que
participaría en su próxima película, algo que no creí en un
principio». Tiempo después, lo que empezó medio en broma acabó
convirtiéndose en una realidad y significó grabar en Francia
durante un mes junto a Àngela Molina. «Àngela me sorprendió, es una
persona encantadora».
En «Carnages», un filme que narra cinco historias entrecruzadas,
el letrado hace de «apoderado de un torero». En «Blocao», por su
parte, interpreta el rol de notario. «Esta oportunidad me llegó
después de 'Carnages' y fue gracias a mi amistad con el director,
Pere March». En su «pequeña escena», en la que comparte
protagonismo con Simó Andreu, habla sobre «el curso político de la
España de aquella época, mediados de los años 20 del siglo pasado».
«No tiene nada que ver con 'Carnages' pero también fue una
experiencia muy interesante y entretenida».
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