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JESÚS GARCÍA - VENECIA
El realizador estadounidense Woody Allen reflexiona sobre la paranoia que a veces rodea el sentimiento amoroso en «Anything Else», una obra en la que su personaje, secundario, tiene reminiscencias políticas, porque representa de alguna manera al pueblo hebreo perseguido. La película más reciente de Allen abrió esta noche oficialmente el LX Festival de Venecia, aunque unas horas antes fue proyectada a la prensa acreditada, con la que después comentó su director algunos pormenores del filme, que está fuera de concurso.

En «Anything Else», Allen es un profesor de enseñanza secundaria que escribe guiones para humoristas, solitario y algo perturbado, que aconseja a un joven escritor no sólo sobre literatura, sino también sobre la vida en general y las relaciones con las mujeres en particular. Los jóvenes actores Jason Biggs y Cristina Ricci son los ejes de una historia. Aunque la película gira en torno a las peripecias de la pareja de jóvenes, el personaje de Allen sirve como contrapunto y aporta elementos novedosos respecto a sus numerosos trabajos, ya que en esta ocasión tiene comportamientos violentos.

«Soy todavía pequeño y hebreo», explicó hoy el cineasta neoyorquino, quien sí reconoció que su personaje se vuelve violento como consecuencia de una «persecución social, existencial y religiosa». En este punto estableció un paralelismo entre su personaje y el Estado de Israel: «Allí todo comenzó con la creación de un país, algo maravilloso que sin embargo no fue aceptado por otros de su entorno, a pesar de los sufrimientos padecidos por su pueblo».