La noche empezó con un reto. «La viuda alegre» tenía que ser capaz de enamorar al exigente público mallorquín, poco dado a aplaudir efusivamente. Sus armas eran una buena música, unos buenos solistas y una historia entretenida. Mucha gente guapa, muy elegante, se sumó al desafío y se dejó seducir por las impresionantes voces de René Kollo y de Izabela Labuda, Danilo y la viuda en la obra. El motivo: conmemorar el décimo aniversario de la Asociación Austríaca de Amigos de Mallorca. Una larga cola hacía prever, media hora antes de que empezara la función, el éxito de asistencia de «La viuda alegre». Ellas, vestidas con sus mejores galas, lucían trajes a veces llamativos y, otras, discretos. De esta manera, el negro se mezclaba con descaro con el fucsia más llamativo, mostrando las dos caras de una misma moneda: la seriedad y la alegría. Dos caras unidas para disfrutar de una noche mágica.
«La viuda alegre» se deja seducir
La opereta reunió en el Auditòrium a un numeroso público, que lució sus mejores galas
25/09/03 0:00
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